De Beethoven a Natalia Lafourcade: la Ciudad de México vivió un domingo musical

La Ciudad de México vibró este domingo al mediodía con un concierto que convirtió la Plaza de la Constitución en un imponente auditorio al aire libre. La Orquesta Monumental Metropolitana, integrada por 2 mil 600 músicos de todas las edades, desplegó un repertorio que abarcó desde piezas clásicas como la “Marcha Radetzky” de Strauss y el “Himno a la Alegría” de Beethoven, hasta éxitos populares como “Kumbala” de La Maldita Vecindad y “Nunca es suficiente” de Natalia Lafourcade.
El cielo nublado no apagó la emoción. Familias enteras llegaron con pancartas, flores y celulares listos para capturar el momento, mientras los músicos, desde niños de primaria hasta adultos mayores, se acomodaban nerviosos pero llenos de entusiasmo en sus secciones. David López, estudiante de 72 años de la UTOPÍA Meyehualco, resumió la experiencia: “Nunca algo tan gratificante y hermoso como la música. Esto lo llamo yo, mi último jalón”.
Con el primer gesto de la batuta de la maestra Lizzi Ceniceros, el Zócalo cobró vida. Cada acorde hizo vibrar la plancha y los corazones de los asistentes. Contra todo pronóstico, el cielo se abrió justo al iniciar “Viva la Vida” de Coldplay, iluminando el escenario y realzando la magnitud del evento.
La secretaria de Cultura de la Ciudad de México, Ana Francis López Bayghen Patiño, acompañada de autoridades educativas y artísticas, destacó que este tipo de conciertos busca “cambiar la nota roja por la nota musical”, promoviendo la unión de comunidades a través de la música.
El repertorio continuó entre aplausos y vítores: desde la energía de “Habanera” y “Toreadores” de Bizet hasta la alegría contagiosa del popurrí de Pérez Prado, donde público y artistas compartieron ritmos y pasos de baile. Momentos emotivos, como el canto africano “Siyahamba” o el “Tango” de Gina Enríquez, mostraron la fuerza colectiva y la apertura de nuevos caminos para las mujeres en la música.
La jornada cerró con éxitos como “Mis Sentimientos” de Los Ángeles Azules y “Nunca es suficiente” de Natalia Lafourcade, donde el público no pudo evitar levantarse a bailar y celebrar junto a los músicos. Entre lágrimas y sonrisas, los asistentes presenciaron un espectáculo que unió a familias, instituciones y comunidades en una experiencia verdaderamente monumental.
Gracias al esfuerzo coordinado de la Secretaría de Cultura, PILARES, UTOPÍAS, el Coro de la Ciudad de México y las orquestas comunitarias de la región, la Plaza de la Constitución se transformó en un símbolo de celebración y encuentro, dejando una huella imborrable en la memoria de la capital.