México 2026: crecimiento con subsidios, modernización en pausa
El Paquete Económico 2026 proyecta crecimiento de hasta 3.5%, pero sin avances claros en innovación ni productividad frente a competidores globales.

Por Bruno Cortés
El Paquete Económico 2026 promete que México crecerá entre 2.5% y 3.5%, un rango que en Hacienda se presume como “optimista pero realista”. Sin embargo, en comparación internacional, la cifra es modesta. Países emergentes como India y Vietnam superan tasas del 6% anual con estrategias agresivas de inversión en innovación, ciencia y tecnología. México, en cambio, mantiene su motor encendido con combustible viejo: gasto social y obra pública.
El discurso de modernización se sostiene en proyectos de infraestructura —trenes, obras hidráulicas, energía—, pero la inversión en ciencia, tecnología e innovación apenas representa una fracción del presupuesto, muy por debajo del 1% del PIB recomendado por organismos internacionales. Mientras Corea del Sur destina más del 4% de su PIB a investigación y desarrollo, México sigue atado a una inversión mínima que no le permite competir en un mercado global dominado por la digitalización y la automatización.
La narrativa oficial insiste en que el gasto social fortalece el mercado interno y reduce desigualdades. Pero sin aumentos sostenidos de productividad laboral, el país se queda atrapado en un círculo de bajo crecimiento. El trabajador mexicano produce en promedio menos de un tercio de lo que genera un trabajador estadounidense, y sin políticas serias de innovación ni formación tecnológica, esa brecha seguirá abierta.
Los subsidios al campo, las becas educativas y los apoyos directos son socialmente necesarios, pero no sustituyen una política industrial moderna. Mientras otros países emergentes atraen inversión tecnológica, impulsan startups de alto valor agregado y consolidan clústeres de innovación, México sigue apostando a la vieja receta: programas de transferencias que alivian el presente, pero no siembran futuro.
El Plan México habla de integración regional y cadenas de valor más sólidas, pero carece de estrategias claras para transformar la matriz productiva. Sin inversión en capital humano, tecnología y competitividad, la integración con América del Norte se reduce a ensamblar productos diseñados en otro lado. México corre el riesgo de consolidarse como maquilador de bajo costo, mientras el resto del mundo avanza hacia la inteligencia artificial y la economía verde.
La estabilidad macroeconómica que promete el Paquete Económico 2026 es real, pero también insuficiente. El crecimiento de 3% anual apenas alcanza para mantener a flote un país con necesidades sociales crecientes y con un bono demográfico que se agota. La modernización no se mide en trenes construidos ni en subsidios repartidos, sino en la capacidad de competir en innovación, productividad y valor agregado.
En suma, el Paquete Económico 2026 garantiza certidumbre de corto plazo, pero México sigue en deuda con su futuro. Mientras el mundo acelera hacia la economía del conocimiento, el país prefiere caminar despacio, con una mano en los programas sociales y la otra en la deuda pública. La pregunta es si, en esta carrera global, caminar alcanza para no quedarse atrás.